ENSAYO
EPISTEMOLOGÍAS Y FORMACIÓN HUMANÍSTICA. CONCEPTOS PRELIMINARES PARA SU ENSEÑANZA EN LA UNIVERSIDAD DE NARIÑO, COLOMBIA
EPISTEMOLOGIES AND HUMANISTIC FORMATION. INITIAL CONCEPTS FOR TEACHING AT NARIÑO UNIVERSITY, COLOMBIA
EPISTEMOLOGIAS E FORMAÇÃO HUMANÍSTICA. CONCEITOS PRELIMINARES PARA O SEU ENSINO NA UNIVERSIDADE DE NARIÑO, COLÔMBIA
Puriq
Universidad Nacional Autónoma de Huanta, Perú
ISSN: 2664-4029
ISSN-e: 2707-3602
Periodicidad: Continua
vol. 4, e391, 2022
Recepción: 16 Julio 2022
Aprobación: 04 Octubre 2022
Publicación: 20 Octubre 2022
Autor de correspondencia: yesidnio@udenar.edu.co
CITAR COMO: Niño-Arteaga, Y., & Afanador-Hernández, C. (2022). Epistemologías y formación humanística. Conceptos preliminares para su enseñanza en la Universidad de Nariño, Colombia. Puriq, 4, e391. https://doi.org/10.37073/puriq.4.391
Resumen: En el presente ensayo se busca indagar en algunas características de la epistemología en relación a la formación humanística. Mediante una pesquisa bibliográfica y el cuestionamiento que posibilita la ensayística se hará una exploración sobre algunas acepciones que se han mantenido para la aparente unicidad del pensar epistémico, seguidamente se describen propiedades desde lo filosófico concernientes a un sujeto epistémico y a las problemáticas a las que se enfrenta el devenir de la pregunta por el conocimiento en el siglo XXI. Asimismo, se hace una exposición sobre el monismo, dualismo y pluralismo epistemológico, concluyendo que puede resultar problemático afirmar una-sola perspectiva de conocimiento en lugar de su apertura y multiplicidad, de allí que se hable a lo largo del artículo de epistemologías para orientar su enseñaza con aspectos de lo ético y la interculturalidad.
Palabras clave: Epistemología, filosofía, conocimiento, pensamiento crítico, ciencias sociales y humanas.
Abstract: This article aims to highlight some characteristics of epistemology in relation to humanistic education. The methodological design was bibliographical research and the essay wrintings, this exploration will be made of some meanings that have been maintained for the apparent uniqueness of epistemic thinking. Understanding then properties this article described from the philosophical concerning some characteristics of epistemic subject and the problems around this concept in the evolution of the question about the knowledge in this century. In this way, the article identify elements of an epistemological monism, dualism and pluralism. The article concluding what is possible to affirm a single perspective of knowledge instead of multiplicity of epistemologies, this will be opening the teaching of epistemologies to the intercultural aspects and ethical meaning.
Keywords: Epistemology, philosophy, knowledge, critical thinking, social and human sciences.
Resumo: Neste artigo de reflexão, buscamos investigar algumas características da epistemologia em relação à educação humanística. Através disso a pesquisa bibliográfica e do questionamento que o ensaio possibilita, alguns itens são descritos como a aparente singularidade do pensamento epistémico, em seguida são descritas propriedades desde o filosófico acerca de um sujeito epistêmico e dos problemas que ele enfrenta a evolução da questão do conhecimento no século XXI. No próximo item é apresentada uma exploração sobre o monismo, dualismo e pluralismo epistemológicos. O artigo conclui que pode ser problemático afirmar uma única perspectiva de conhecimento ao contrário de su abertura e multiplicidade, por isso no artigo ele menciona as epistemologias para orientar o ensino das epistemologias na direção da ética e da interculturalidade.
Palavras-chave: Epistemologia, filosofia, conhecimento, pensamento crítico, ciências sociais e humanas.
INTRODUCCIÓN
Desde el semestre A-2022, en la Universidad de Nariño, Colombia, la Unidad de Formación Humanística asume el desafío de la enseñanza de las epistemologías como cátedra de fundamentación para estudiantes dentro de los planes de estudios de algunos programas profesionales. Consideramos relevante que la enseñanza de las epistemologías se propicie desde una perspectiva ética e intercultural y para eso preguntamos: ¿Qué es y por qué asumir la enseñanza de la epistemología en relación a la pluralidad, la ética y la interculturalidad?
Al configurar su transitar en gran parte del campo de la investigación en las diferentes ciencias, la epistemología se piensa en relación a una forma de cuestionamiento a los saberes, que deriva del saber filosófico y se toma a manera de una disciplina que se orienta hacia la pregunta por el conocimiento y el sentido de lo humano.
El conocimiento puede ser una forma de ordenamiento del cosmos que gira alrededor de la posibilidad de mantener o liberarse de las dominaciones. Hay conocimiento porque hay realidad. Según Gabriel (2017) el conocimiento tiene condiciones: de verdad y de justificación. Sin embargo, Martínez y Ríos (2006) exponen que el “conocimiento” en epistemología suele ser específicamente el conocimiento científico orientado al naturalismo. Este modelo de conocimiento ha recibido fuertes críticas, que van desde la producción de un modelo de conocimiento patriarcal (Korol, 2019), hasta la participación en un “epistemicidio” o de una “injusticia cognitiva” (Santos, 2019). Esto lleva a que en las diferentes disciplinas del saber la acepción de epistemología fulgure en dos perspectivas: el cuestionamiento para considerar una investigación en el terreno científico y como impulso teórico para configurar un conocimiento en relación al ordenamiento del cosmos.
En este artículo presentaremos una tercera perspectiva que anima a comprender la finitud del pensamiento epistémico, su multiplicidad y su relación con el contexto, frente a la pregunta, ¿qué es epistemología?, trataremos de situar la pregunta en plural, ¿epistemologías?, señalando que se tratan de eclosiones dentro de la historia de las ideas, que han dado lugar a solidificaciones y a fluctuaciones del conocimiento donde se tensionan inter-subjetividades, paradigmas y modelos, para mantener activa la pregunta por el sentido de lo humano.
MATERIALES Y MÉTODOS
A continuación, se presenta una aproximación crítica a algunos elementos del pensamiento epistémico. Se propone abordar su diversidad a través de una pesquisa bibliográfica que busca mostrar ciertos detalles sobre las algunas acepciones que se han realizado sobre la epistemología, en el sentido de que se mantenga la reflexión sobre la conceptualización y contextualización de las fulguraciones de la pregunta por el conocimiento desde su lugar en la historia de las ideas. Sustentado en la forma escritural de un ensayo, se busca aportar a una conceptualización mediante las indagaciones que esta forma de pensamiento crítico suscita, afirmando el cuestionamiento desde un enfoque crítico-filosófico requerido para poder recorrer la amplitud de la literatura (Niño, 2020), con esto se espera aportar mínimamente al reto de la enseñanza de las epistemologías desde la base de la Formación Humanística en la Universidad de Nariño (Colombia).
De esta manera, trataremos de exteriorizar, apoyados en el cuestionamiento filosófico, algunas conceptualizaciones que consideramos relevantes para reinterpretar y situar algunas cualidades de lo que en el ámbito académico se conoce como epistemología, para permitir no una definición sino la amplificación del debate ante supuestos que tienden a la normalización de líneas positivistas, cientificistas o naturalistas ante la actividad fluida, situada y maleable de la noción de lo epistémico
RESULTADOS
Jaramillo (2003) describe a la epistemología en relación al pensar reflexivo, su alcance está vinculado tanto al cuerpo como a lo exterior. “La epistemología debe llevar consigo un pensamiento crítico del conocimiento en confrontación consigo mismo, con sus pares e impares (otros) y con su mundo (lo otro)” (Jaramillo, 2003, p. 177). Aristóteles menciona en el libro II de su Metafísica: “los que escuchan a otros están sometidos al influjo del hábito. Gustamos que se emplee un lenguaje conforme al que nos es familiar” (2015, p. 86), con esto, es importante relacionar la diversidad de afinidades que tiene el ser humano con la pregunta por el qué, el cómo y el quién del conocimiento. Existen, según el filósofo estagirita, desde hombres y mujeres que solamente admiten demostraciones matemáticas, que incluyen en su fuerza discursiva el decir de la poesía, otros que buscan ampliar la rigurosidad en las demostraciones e incluso que encuentran insoportable toda forma de rigor.
En la historia de las ideas de Occidente se dinamiza la teorización y la puesta en cuestión de varias epistemologías. Esto puede compenetrarse con el juego cambiante que las épocas, los contextos y las fuerzas sociales imprimen alrededor de un esparcimiento extensivo de la presencia epistemológica (Marí, 1991). Los ejemplos van desde una “epistemología de la ciencia”, pasando por una “epistemología francesa” (Lecourt, 1987), hasta una “epistemología del sur” (Santos, 2019), incluso el cambio de orientación varía en relación particular a autores o disciplinas, por ejemplo: “epistemología freudiana”, “epistemología marxista”, “epistemología del comercio internacional”, “epistemología de las ciencias sociales”, solamente por nombrar algunos casos ampliamente conocidos en el contexto universitario.
Kenny (2018) sostiene, para un posible rastreo de un pensamiento epistémico occidental, que fue Platón, siguiendo las doctrinas pitagórica y socrática, el primero en escribir sobre una posible teoría del conocimiento. A diferencia de lo que se cree en una postura filosófica tradicional, la distinción entre doxa y episteme que inaugura Platón implica, antes que una posible reducción del pensar a los términos matemáticos, la manifestación de la amplitud dialéctica de la filosofía, puesto que para Platón la dialéctica filosófica resulta en una herramienta superior al razonamiento matemático (Kenny, 2018). Desde la noción de virtud platónica el conocimiento tendrá más valor para el alma humana que la preocupación por las vías que conducen a saciar los apetitos. La razón humana, considerada como una facultad, está en íntima relación con el mundo. De allí que Platón vea en la educación la posibilidad más justa de acercarse al conocimiento y a la comprensión de los caracteres del alma, elaborándose así la distinción dialéctica de la filosofía platónica.
Aristóteles considera a la filosofía a manera de una ciencia teórica de la verdad que es parte substancial del examen racional de la realidad. Este fondo filosófico esencialista que implica la pregunta por el conocimiento se traslada a las características de la época medieval. Donde lo epistémico permite la explicación del mundo desde la consolidación de jerarquías, dicotomías y semejanzas. Esta forma aparentemente dualista de interpretar y explicar el mundo se extiende a lo largo del Medioevo junto con la doctrina de una “verdadera episteme” (Soto, 2007, p. 276). El motor inmóvil aristotélico, la búsqueda de la identidad perfecta ante lo diverso, la física de lo cósmico, la potencia y el movimiento que se dan en el cosmos como accionar de una máquina inmóvil proponen el orden racional frente a la generación y corrupción de lo efímero y terrestre (Soto, 2007). Este rótulo de “verdadera episteme” comienza a imponerse en el Medioevo, puesto que propone un desgaste del sentido de lo sagrado derivado en un peligroso teocentrismo basado en dicotomías, que a su vez implicaría un entrar-al conocimiento, es decir, la supuesta univocidad de la pregunta por el conocimiento, se genera a partir de la relación de una esencia medida o extendida bajo los criterios de superioridad e inferioridad.
Soto (2007) argumenta que la combinación entre filosofía platónica, la máquina cósmica aristotélica y la exegesis bíblica, permitieron la confección de una problemática, pero sobretodo de una larga y constante trayectoria entre episteme, étymon y alethés, es decir, la búsqueda de la verdad y la pregunta por el conocimiento se ubicaron en el Medioevo sobre un proceso etimológico que se acentúa en el concepto. Ratticionari (razonar), percipere (percibir), intelligere (comprender), cognoscere (conocer), figurarían a la manera de atributos de un pensar epistémico-etimológico. La búsqueda del conocimiento y de la verdad dependía de lo escrito y se daban en lo escrito, pero las dicotomías y las similitudes empiezan también a configurar esa forma de sujeto epistémico, un conocimiento celestial y un conocimiento terrenal, derivado luego en un sujeto y un objeto diferenciados que obtenían su verdad desde un plano conceptual.
Esto puede evidenciarse en la división de la realidad que inaugura Descartes para una metódica científica: la res cogitans y la res extensa, es decir, una realidad pensable, por un lado, dada a los axiomas; y la realidad de la Naturaleza, que puede ser medible y, por tanto, apta para los cálculos científicos. Pero, ¿cómo interpretar esta separación? El equilibrio en el dualismo cartesiano reside directamente en Dios. Descartes es quien despliega la creencia proveniente de la escolástica que sitúa a las fórmulas matemáticas entre lo dispuesto y lo realizado por Dios. Así la cualidad de los sujetos es revelada por su aspiración al pensar para alcanzar algo-más. Cuando pienso soy existencia; y pienso en un espacio determinado, también existente, y ese es el elemento de lo real que resulta incuestionable, es decir, se confecciona todo un problema epistemológico: la disposición de la experiencia frente al concepto de verdad conforma un problema. Rojas (2019) argumenta que Descartes otorga una “mathesis ontologizante” a “un mundo que se muestra como ajeno y en el que se opera una escisión, un mundo en el cual la verdad ya no puede provenir de la totalidad formada por el hombre y la physis” (p. 225).
La filosofía racionalista de Descartes remite a re-comenzar la actitud de búsqueda de los fundamentos del logos sobre el plano exterior de una serie de problemas que pueden considerarse de fondo epistemológico: el problema del dualismo, la relación mundo-conocimiento, los posibles usos del conocimiento en esa aparente otra realidad del sujeto pensante (que empieza a transfigurarse en un sujeto epistémico), el problema de la verdad y el devenir del trabajo científico.
De hecho, Marion (2012) argumenta que la noción de ciencia en Descartes es una ciencia que presenta una filosofía desde sus propios fundamentos. La búsqueda filosófica de los fundamentos de la ciencia, según Marion (2012), dispondría al conocimiento de verdadera admiración antes que una garantía de asimilación de posibles resultados.
Esto se relaciona con el giro copernicano, que en términos del filósofo Quentin Meillassoux (2018), antes que un descentramiento del observador y su puesto en el sistema solar, consiste en un descentramiento presidido por la matematización de la naturaleza. Según Zóller (2018), Kant vincula el conocer a una predeterminación intuitiva ligada a una determinación conceptual en la cual los fenómenos se convierten en objetos, es decir, que el conocimiento compromete el transitar de los datos sensibles de la experiencia a las conceptualizaciones requeridas para aparecer de acuerdo con los objetos. Las 12 categorías kantianas según Zóller (2018) son consideradas predicados fundamentales de los objetos posibles, puesto que las categorías se convierten para Kant en extensiones de la razón que se compenetran de manera concreta con la realidad. A esto, Meillassoux (2018) le llamará, correlacionismo. Según Meillassoux (2018), el correlacionismo aborda la cuestión epistemológica (kantiana) de que no es posible conocer la cosa en sí, sino solamente hacer una descripción de las formas apriorísticas del conocimiento, para eso se debe usar la categorización del pensamiento y su descripción en un espacio-tiempo. ¿Regularización o normalización característica de un determinado tipo de ciencia? Abriéndose hacia un problema actual de la epistemología, la correlación se consumaría en la máxima: el conocimiento de lo real depende de lo que el individuo es.
En el idealismo trascendental el problema de la relación libertad-conocimiento entra en juego en el ámbito de la ciencia y sus posibilidades. Es la pregunta filosófica-trascendental lo que abraza el pensar epistémico. El yo como lo absoluto deviene en finitud antes que supremum trascendente. La apuesta de Fichte es consolidar lo práctico como un principio radical de nuestra finitud epistemológica. La filosofía trascendental de Kant y Fichte según Gabriel (2010) mantiene la cuestión por los límites y por la estructura del saber, pero sobre todo la pregunta por cómo la conciencia intencional está orientada epistemológicamente a la relación con los objetos, a esto Gabriel le llama “intención epistemológica”, esto es “hallarse en condiciones de entender lo que tal cosa significa, a saber: que la intención epistemológica se podría frustrar, pues de lo contrario no habría ninguna diferencia que mantuviese en vigor la diferencia entre verdad y tener por verdadero” (2010). La expresividad escéptica de Fichte hacia el conocimiento objetivo implica la puesta en cuestión de lo absoluto y la entrada de un pensamiento finito donde lo absoluto es parte de dicha finitud. Siguiendo a Gabriel (2010), Fichte se adelanta a Levinas en su intento de mostrar el fracaso de la explicación teórica de la representación y con esto se instaura la reflexión hacia lo práctico.
De esta manera, Martínez y Ríos (2006) argumenta sobre cuatro escuelas epistemológicas que se preguntaban por la naturaleza y criticaban los problemas vinculados al conocimiento, estas son: el racionalismo, el empirismo, la hermenéutica y la fenomenología. Aunque García (2006) indica que fue el filósofo Bertrand Russell el primero en usar de manera directa la palabra epistemology, sin remitirla a una teoría del conocimiento o al problema de la búsqueda de la verdad, sino presentándola en relación a una filosofía de la ciencia.
Se exterioriza la tarea filosófica de re-conceptualizar y evaluar de manera crítica tanto las formas como los modelos que se usan para la producción del conocimiento, asumiendo antes que el monismo de la cosmovisión científica del naturalismo, los criterios de diversidad, diálogo y debate. Siguiendo a Gabriel (2016), en el pensar epistémico se busca comprender, escribir y re-escribir lo que tienen en común objetos, leyes o hechos que permiten decidir su pertinencia o impertinencia a determinado campo donde se mantiene la indagación por lo humano. En ese sentido, en la pregunta por el conocimiento debe persistir la preeminencia de una superficie filosófica donde las investigaciones puedan fundamentarse o desplegarse.
Esto nos lleva a decir que, el pensar epistémico implica encenderse en el movimiento de una investigación, pero que no busca salir de la orientación que problematiza la relación del conocimiento humano con su exterioridad e intimidad.
Según lo anteriormente expuesto, la epistemología se posiciona conforme una “rama de la filosofía que se ocupa, en particular, de la cuestión de qué es el conocimiento (humano) y hasta dónde alcanza. ¿Qué podemos saber o reconocer?” (2019, p. 390). Ahora bien, en esta conceptualización Gabriel no cierra el pensar epistémico dentro de la propuesta de conocimiento equiparado a la cosmovisión científica del naturalismo, sino que la amplitud del término “conocimiento humano” indica que la filosofía es capaz de otorgar rigor al pensar epistémico para adentrarse, tocar o trasmutar los campos de sentido en los cuales precisamente esta incide para desplegar la construcción de sentido. Puesto que es solo mediante la interrogación profunda de lo filosófico hacia el conocer y sus trazas que el mismo conocimiento científico puede abrirse a la reflexividad, a la creatividad, a la crítica de sí mismo y a otras posibilidades propias de la filosofía.
Para Gabriel (2016), hay tres pilares que van a mostrar la relación directa de la epistemología con la construcción de sentido. Primero “Yo = Yo”, es decir, más allá de una simple tautología, esto implica la indagación sobre el sentido de lo existente, primera tarea imprescindible de la epistemología, asumir que en “el campo del conocimiento hay por lo menos uno que es idéntico a sí mismo: el Yo” (p. 203), o en términos sencillos, es indudable que hay alguien que posee un saber. Segundo, lo que no es Yo, es simplemente, No-Yo. Ahí se encuentra una posible naturaleza trascendental de las cosas, objetos, que no son poseedoras de un saber pero sí de una existencia vinculada al Yo, es decir, la Naturaleza o, más precisamente, más allá de la objetividad absoluta, puesto que es la pregunta por lo que se puede llegar a comprender, mas no un resultado en forma de objetividad ¿Qué es la Naturaleza, algo que no está impregnado de las huellas del Yo, o por el contrario, algo que cobra sentido por medio de la abstracción del Yo? ¿Cómo pensar desde esa relación imprescindible entre el Yo y el No-Yo, entre lo que soy y la Naturaleza? Gabriel (2016) define la objetividad absoluta de acuerdo con “un producto de la abstracción que solo puede darse si en tal investigación prescindimos de nosotros mismos. Pero con ello no desaparecemos, sino que nos mantenemos fuera de la imagen que nos hacemos de tal situación” (p. 2.5).
Lo anterior implica que no puede haber un punto de vista o teoría absolutamente objetiva que se desprenda de lo que está-siendo el Yo, como si fuese todo un análisis poético literario, es crucial comprender que más bien se trata de un Yo que construye teorías, como de cómo un Yo y un No-Yo que están-siendo en la misma relación. Si se manifiesta el sentido de una verdad, habrá representaciones, dilemas, afectaciones de y desde dicha verdad.
Aquí surge el cuestionamiento a una visión del mundo que pretenda abarcarlo todo separándose o prescindiendo del Yo, para Gabriel esto resulta en algo radicalmente incompleto (Gabriel, 2015; 2016). Según este pensador, no es posible una cosmovisión que pretenda abarcarlo todo, lo que existen son campos de sentido y multiplicidad de campos de sentido. Los objetos poseen un ámbito de existencia, en el que precisamente existen y tienen lugar en lo existente, sin ser referidos por medio de alguna observación o performatividad lingüística.
Finalmente, el tercer pilar significa que “alguien que sabe algo entra con ello en un estado divisible” (Gabriel, 2017, p. 210). Tres elementos componen este tercer pilar, el Yo, el Yo divisible y el No-Yo divisible. En una imagen generalizada, esto remite a que el conocimiento gira en un plano de alteridad, por tanto, el conocimiento deriva en algo que debe compartir-se. El Yo divisible implica que deben haber otros que también saben y sabrán, salida al solipsismo, el No-Yo divisible es lo que los otros pueden saber-aún, respecto al sentido de trascendencia que desborda una posible objetividad absoluta.
DISCUSIÓN
Sujeto Epistémico, Monismo, Dualismo y Pluralismo epistemológico
La enseñanza de las epistemologías juega un papel relevante en la creación de alternativas frente a los modos de producir y transmitir el conocimiento. La finitud epistemológica puede relacionarse con la preminencia de informaciones dadas sobre lo existente y que el conocer se determina en relación a algo, parafraseando a Gabriel (2010): somos seres epistemológicos que se relacionan con lo determinado, con lo finito, sin perder de vista lo indeterminado y lo infinito. Sin embargo, el aporte de Fichte fue sacar de lo teórico la reconciliación entre el Yo y el No-Yo, que solo se cobraría su posibilidad dentro de la práctica.
Para Gabriel (2015), un campo de sentido resulta en un lugar donde aparece algo, la existencia humana y de las cosas aparecen en una multiplicidad de campos de sentido, aparecer es generación, suceso, aparición de algo en un área o ámbito objetual, es decir, elementos dentro de áreas específicas que permiten el entendimiento de dicho objeto, las áreas objetuales pueden orientarse en determinado saber para permitir su interpretación ya que tienen elementos determinados y diferenciados unos de otros. Los campos de sentido pueden ser difusos, irisados, ambivalentes. Implica la existencia de los pensamientos y a su vez implica una crítica a la concepción errónea de la lógica moderna que todo es susceptible de cálculo y medida, es decir, que persiste el error de confundir la existencia con la numerabilidad.
De allí que se considere posible la superación (o por lo menos un cambio en la focalización o paralaje) de un monismo o de un dualismo que nos encamine a considerar alcances y límites de un pluralismo epistemológico. Llamaremos aquí monismo epistemológico a aquella tendencia a sobrevalorar (y hasta deificar) una sola forma de conocimiento sobre las demás, puesto que la diversidad vinculada al conocer y la complejidad de la multiplicidad humana pueden resultar problemáticas para criterios internalizados adecuados como la neutralidad de la ciencia, su objetivismo por encima de la subjetividad que incluso retroalimenta los peligros de un dogmatismo religioso vinculada a una forma de opresión que se ejerce desde lo económico político.
El dualismo epistemológico se caracteriza por establecer dicotomías y fallas en la teorización de nuestra relación con el planeta. El sujeto epistémico-etimológico representa aquí una composición híbrida entre miedo y esperanza, luego la racionalidad instrumental condensa el odio y el fanatismo. Una palabra impulsada a lo pensable por un lado y universo calculable por el otro. Enrique Leff (2020) propone que este tipo de racionalidad que desembocó en lo mercantilista e instrumental, ha “zanjado una falla ecológica en el planeta” (p. 144). Por su parte, Boaventura de Sousa Santos (2019), siguiendo a Dussel, explora la descolonización del conocimiento del colonizado y la descolonización del conocimiento del colonizador.
Si las epistemologías trazan el rumbo del qué, cómo y por qué conocer, la condición de sujeto epistémico implicaría tanto la afirmación creativa como la crítica pluralista desde un diálogo de saberes. ¿Qué cualidades tiene un sujeto epistémico? Con el Monismo se busca solidificar algo o incluso mantener la interrogación por un mismo qué. Por ejemplo, la cosmovisión científica del naturalismo es monista. Un solo saber es el válido y lo demás es objeto de reducciones.
El Dualismo busca sepultar otro saber, el sistema sujeto-objeto, la res cogitans y res extensa de Descartes, implican en el fondo el desbordamiento y la jerarquización. Señalamos brevemente dos dualismos que mantienen el debate epistemológico incluso hasta nuestros días de hiper-tecnologización: el idealismo y el materialismo, por una parte, y el racionalismo y el empirismo, por otra. Resulta que en el ámbito escolar es a partir de estas dualidades (mente-cuerpo, idea-materia, pensamiento-naturaleza) donde mayoritariamente se tejen formas habituales de hacer y pensar esta idea de ciencia occidental basada en la separación.
Aquí sería prudente señalar un problema ético e intercultural: ¿se puede hablar de una violencia en relación al conocimiento, cuando filósofos bastante trabajados en epistemología, por ejemplo, Mario Bunge, consideran el trabajo de Hegel, Nietzsche o Heidegger como una simple charlatanería (Mora, 2022); o cuando científicos de las ciencias “duras” lanzan enunciados a sus estudiantes sobre el pensamiento panamazónico como si este fuera parte de un nuevo oscurantismo? ¿Cómo se piensa el sentido de la vida en ese tipo de reduccionismo? ¿Qué clase de peligrosa dicotomía, línea abismal, fosa o campo santo, se pretende seguir consolidando?
Un ejercicio mental puede ser de gran ayuda para aproximarnos al pluralismo epistemológico que muestra el abrirse al cuestionamiento y permite un acercamiento a la reflexividad. Imaginemos un unicornio, luego preguntémonos, ¿los unicornios existen? Evidentemente, usted ya tendrá en su mente una imagen clara o incluso colorida o difusa de su respuesta, pero, lo importante es que hay algo en lugar de nada.
El filósofo Markus Gabriel elabora toda una respuesta teórica que remite a sostener su ontología de los campos de sentido (2015; 2016), donde más preguntas posibles surgen en lugar de generar violencias o exclusiones desde la imposición de un solo conocimiento a manera de señalamiento de ambigüedades lógicas. Un conocimiento se abre a otros conocimientos y estas relaciones se abren a sus elementos distintivos que incluso pueden ser filosóficos, estéticos, poéticos, mitológicos y no por entero científicos. Según la multiplicidad de campos de sentido se puede brindar orientaciones cognitivas, ontológicas, espirituales, comunicativas, metafísicas, entre otras oportunidades antes que la generación de exclusiones o imposiciones.
Por su parte, Boaventura de Sousa Santos (2020) llega a sostener que no se habla de un solo unicornio sino de tres: “desde el siglo XVII, los tres unicornios han sido el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado” (p. 35). Con esta metáfora conceptual de los modos de dominación Santos expone una crítica situada ante la opresión y formas de subjetivación que tienden a invisibilizarse y que se dan desde el reinado de la invisibilidad con apariencia de lo múltiple que es el “reino del mercado” en su afán de conformar un sentido común que obedece su lógica de compra-venta y desigualdad. Así lo escribe Santos (2020, p. 35): “Todos los seres humanos son iguales (afirma el capitalismo); pero, como existen diferencias naturales entre ellos, la igualdad entre los inferiores no puede coincidir con la igualdad entre los superiores (afirma el colonialismo y el patriarcado)”. Esto es un llamado a pensar fuera de los márgenes de la normalización o las regulaciones y en su lugar es un llamado a reflexionar a que lo real también suscita formas de imprevisibilidad e invisibilidad.
Notemos que ambos ejemplos se enfocan a mostrar los elementos críticos que permiten la comprensión de la vida de otro modo, mostrando que esta comprensión no corresponde a un solo marco de racionalidad (Leff, 2020), ante la crisis propiciada por un marco de racionalidad enfocado al mercantilismo de la existencia, se debe re-pensar los criterios de neutralidad-objetiva y la inquietud por la responsabilidad que subyace en lo ético.
El pluralismo al parecer buscaría demoler, sepultar, re-trazar, repensar, explorar formas de re-florecer conocimientos. De hecho, resultaría más que interesante ante los efectos del presente marco de racionalidad mercantilista que parece incuestionable y que agota el discurso de la epistemología, la idea de Feyerabend (2018) de un conocimiento humano donde puedan participar todas las personas en su construcción y cambio. En su propuesta se logran exteriorizar dos exigencias para el sujeto epistémico y para la actividad científica: la participación activa en la construcción de la paz entre humanos y la responsabilidad frente a la vida de la Naturaleza, que es la del propio ser humano.
El conocimiento y la formación humanística: Epistemologías, ética e interculturalidad
La pregunta por el conocimiento claramente sigue siendo un problema filosófico. Nancy (2015) arguye que el asunto más serio de la filosofía es re-nacer, su cuestionamiento abierto a la incesante reflexividad advierte que los métodos del naturalismo proponen un monismo reductor, mientras que la existencia de modelos que dependen de una existencia antagónica con otros propone un dualismo que proporciona peligrosas dicotomías. Con los estudios de Feyerabend, el pluralismo epistemológico parece conducirnos a problemas concernientes al Yo, a la Otra persona y al Mundo. Frente a la injusticia cognitiva o los criterios de neutralidad o de objetividad absoluta, incluso teniendo en cuenta la abrumadora incidencia de las fake news en esta primera parte del siglo XXI, el problema de la verdad y la falsedad en el conocimiento, así como sus implicaciones éticas y políticas, deben tratarse con la seriedad de un problema epistemológico de suma relevancia.
Bataille (2007) supuso que “la ciencia del hombre debe corregir las perspectivas que resultan de las condiciones históricas de su elaboración” (p. 61), puesto que es adentrándose en la multiplicidad contenida en lo humano como se busca re-pensar y re-afirmar la pregunta por el conocimiento, de allí que las epistemologías se enfrenten a problemas de índole ética e intercultural puesto que estos ámbitos guardan estrecha correspondencia con el conocimiento humano. Las siguientes líneas pueden ampliar la reflexión sobre un pluralismo epistemológico:
Una epistemología desde el sujeto recoge la concepción platónica de entidad y lo objetual busca estar aclarado por la idea, claridad que posibilita el ver, pero al mismo tiempo implica un yugo-a, estar subyugado-a (Heidegger, 2011). Por tanto, deber haber algo y al mismo tiempo debe haber certeza de algo.
Por otra parte, una epistemología desde el objeto, parece iniciar con Aristóteles, quien escribió “el hombre racional obra siempre en vista de alguna cosa” (Metafísica, Libro segundo, II, 2015, p. 85). Más adelante en el libro IV expresa: “si el pensamiento no recae sobre un objeto uno, todo pensamiento es imposible. Para que el pensamiento sea posible, es preciso dar un nombre determinado al objeto del pensamiento” (p. 125). Asimismo, Heidegger siguiendo su interpretación del idealismo alemán: “pensar es un unificar que está presente a sí mismo, una recopilación, un presente que está a sí mismo presente” (p. 173). Lo que está frente al Yo es el estar en sí a través de lo otro. Lo que está frente de cada sujeto es lo otro y es lo que le permite explorar desde el saber. De allí que Harman (2016) hable de una filosofía orientada a objetos donde hay innumerables tejidos de relaciones con objetos y la exigencia de otro trato con la racionalidad, con las impresiones, las permutaciones, los conflictos que son parte de la realidad.
Por su parte, Viveiros de Castro (2010) asume que en la aprehensión de una teoría se dan diferencias y mutaciones que se dan principalmente desde la capacidad imaginativa de las sociedades. Para este autor lo epistemológico se encuentra en el mismo lugar de enunciación que lo político. El filósofo Enrique Dussel (2020) propone una rigurosa defensa de una filosofía desde la vida que va más allá de la filosofía griega. Para Dussel la filosofía puede ocuparse de la “fuerza conclusiva de la fundamentación” (p. 14), como del contenido conceptual que se profundiza desde la hermenéutica que exige los múltiples sentidos de lo simbólico y eso es parte fundamental de una filosofía del sur. Epistemologías cuya base es un pensamiento crítico que busca descolonizar-se desde una concepción teórica transformativa y en estado de apertura (Niño, 2020).
Los filósofos son amantes de los mitos y amantes de la sabiduría. Los mitos constituyen narrativas racionales y no un saber irracional, son explicaciones racionales que se apoyan en otras categorías y conceptos. Según Dussel (2020), el giro descolonizador epistemológico, busca afirmar una “conciencia crítica desde el mundo poscolonial del eurocentrismo como lugar de expresión del discurso (locus enuntiationis) habitus generalizado del pensador, del científico, del filósofo” (p. 333), este giro asume que la sabiduría pueda entenderse y vivirse mediante la capacidad para distinguir y exponer de manera ordenada la diversidad de elementos dentro de las respuestas a problemas de índole epistemológica, ética y política. Con esto logra comprenderse que las razones se des-cubren desde una exigencia hermenéutica en relación al mundo de la vida y la potencia de lo simbólico. Subjetividad y conciencia crítica de esa subjetividad para penetrare en lo teórico y en la objetividad. La descolonización epistemológica, según Dussel (2020), se relaciona con la crítica de racionalidades y con las rupturas teóricas que se desplazan en los horizontes de la ciencia.
Un ejemplo de estas rupturas y de una bienvenida a lo ético podría considerarse desde el Suma Kamaña o Suma Qamaña, “Buen Vivir” en español, que no correspondería a toda su amplitud, según Albó (2009), “Qamaña” sería habitar, vivir, morar y también abrigo que conforma un lugar que protege de los vientos del frío. Re-pensar en relación a la noción de pacha, concebida de acuerdo con el espacio de creación incesante, un tiempo y espacio atravesado por el cuidado de sí y de los mundos, pero al mismo tiempo por una afirmación de la vida. Suma Qamaña se podría asumir desde ese sentí-pensar donde se sienten protegidas, abrigadas, cobijadas las personas; hablando de las acciones que se generan en las comunidades para que todos puedan sentir y hacer sentir ese espacio en su cotidianeidad.
Para Albó (2009), Suma Qamaña, configura una visión holística de la vida, donde la identidad, lo cultural se establece mediante la relación física y espiritual de los seres humanos con su llacta, su terruño. Asimismo, la Vida dulce, para referirse, según Tintaya (2014), a un conocer donde los saberes se cristalizan desde una relación con lo simbólico; saberes que van desde la crianza de animales, en el darle importancia al tiempo para compartir festivamente, en afirmar que hay relaciones de reciprocidad con la naturaleza de donde surgirán no solo otras técnicas sino valores humanos. Este pensar-vivir se compenetra con el sentido de la vida desde la vida en comunidad. El conocimiento creado por y para los seres vivos. A propósito, la investigación de Flores Gutiérrez et al., (2021) además de exteriorizar categorías gnoseológicas del mundo andino, enseña que en el pensamiento andino en lugar de relaciones de subordinación y dominio lo que florece es una intencionalidad de copertenencia, un principio de complementariedad entre el sujeto y los objetos de la realidad.
Con esto se comprende que el conocimiento se relaciona con las formas sociales de organización y la transformación de subjetividades en relación con la realidad. Si Markus Gabriel reclama para la filosofía el cuestionamiento por lo espiritual, debemos entender que esta dirección implicaría mucho más que la afirmación de conocer para conseguir bienes físicos o acumular capital. ¿Para qué conocer? Quizás sea una posibilidad de apertura a la pregunta, a la reflexión histórica y a mínimas bases para la afirmación de otra cultura política consonante al aprendizaje filosófico de lo humano (Niño, 2020). Es el horizonte de la objetividad y el devenir de la subjetividad lo que se rasga en cada mirada epistemológica.
Finalmente, consideramos importante agregar desde un análisis a las conceptualizaciones presentadas algunos desafíos a enfrentar para la enseñanza de las epistemologías: i) que el Yo en cuanto pensamiento no puede ser o identificarse solamente con el cerebro, problema del cientificismo y del neurocentrismo como el aparente privilegio de un saber desplegado sobre lo humano (Gabriel, 2016); ii) que el conocimiento no puede ser mono-cultural ni ser indolente ante la dilatación de la crisis que obedece al eurocentrismo y al colonialismo (Santos, 2019); iii) que ante la razón instrumental el conocimiento no puede confundirse con el hacer-para-el-consumismo, pero tampoco con la certeza inmediata o con la fe que ensimisma y engaña, problema de asumir cualidades de lo subjetivo y lo objetivo enmarañados dentro de una lógica economicista (Leff, 2020). Con esto, sería prioritario mantener activo el atrevimiento a pensar los movimientos del pensamiento para que la mirada epistemológica de la ciencia pueda así envolver y desenvolver ese hilo de Ariadna color montaña.
CONCLUSIONES
En la exploración se tuvo en cuenta que el pensar epistémico no puede separarse de la filosofía ya que la pregunta por el conocimiento resulta en algo completamente imparable y quizás por entero vinculada al cuestionamiento, al diálogo y al debate en el ámbito académico y científico. Parece que son fragmentos filosóficos, ontológicos y éticos lo que puede proporcionar caminos, tensiones y rupturas en el despliegue del pensar epistémico. Donde haya rigurosidad desde la matemática entonces debe presentarse el cuestionamiento de esa rigurosidad desde una posibilidad filosófica.
Con la ciencia occidental se comprende que el número tiene una sombra inseparable: la subjetividad; y ante la crisis propuesta por el marco de racionalidad instrumental y mercantilista, la normalidad de una sola epistemología y los efectos de un modo de vida separado de la pregunta por lo humano, resulta en algo en definitiva engañoso y peligroso. La pregunta por el conocimiento es la pregunta por lo que somos y por el mundo que habitamos.
Asimismo, es importante considerar lo que no es epistemología: no podemos confundirla con una disciplina que examina falacias al igual que la lógica informal o la teoría de la argumentación. Tampoco puede encasillarse a manera de una metodología de la investigación; aunque puede contribuir a estas disciplinas de manera considerable, no puede confundirse con sus principios ni sus fines, puesto que generalizarse como un marco teórico sujeto-a y dispuesto-desde. Las epistemologías buscan responder a la pregunta por lo humano sin dejar exactitudes cerradas sino la manifestación de preguntas que buscan más preguntas para que el conocimiento no pueda usarse para arbitrariedades o para proseguir la devastación de la vida.
Somos conscientes que dejamos de lado tantas obras e investigaciones que pueden contribuir al estudio de las epistemologías, sin embargo, este artículo pretende suscitar en la comunidad académica que se produzcan nuevas investigaciones que logren corresponder e incluso enfrentarse a dicha amplitud. Esperamos que este trabajo sea una pequeña contribución desde la Unidad de Formación Humanística a la afirmación de los principios de la Universidad de Nariño, para que en la universidad no se agote el diálogo de saberes y, al contrario, sigan creándose espacios para asumir el devenir de la pregunta por el conocimiento.
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Notas de autor
Tel: 3059315505 Email: yesidnio@udenar.edu.co
Información adicional
ORCID:
Yesid
Niño-Arteaga: Universidad
de Nariño, San Juan de Pasto, Colombia.
Claudia
Afanador-Hernández: Universidad de
Nariño, San Juan de Pasto, Colombia.
FUENTE DE FINANCIAMIENTO:
El estudio fue autofinanciado.
CONFLICTOS DE INTERÉS:
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
AGRADECIMIENTOS:
A la Universidad de Nariño, a las y los profesores de la Unidad de
Formación Humanística.
PROCESO DE REVISIÓN:
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