ENSAYO

LOS PATRONES QUE HABITA LA MUJER

THE PATTERNS THAT WOMEN INHABIT

OS PADRÕES QUE AS MULHERES HABITAM

Rosa Mishell Echeverria-Bucheli
Universidad Central del Ecuador, Ecuador
Carlos Alberto López-Veintimilla
Universidad Central del Ecuador, Ecuador

Puriq

Universidad Nacional Autónoma de Huanta, Perú

ISSN: 2664-4029

ISSN-e: 2707-3602

Periodicidad: Continua

vol. 5, e500, 2023

revistapuriq@unah.edu.pe

Recepción: 03 Abril 2023

Aprobación: 05 Junio 2023

Publicación: 03 Julio 2023



DOI: https://doi.org/10.37073/puriq.5.500

Autor de correspondencia: rmecheverria@uce.edu.ec

CITAR COMO: Echeverria-Bucheli, R. M., & López-Veintimilla, C. A. (2023). Los patrones que habita la mujer. Puriq, 5, e500. https://doi.org/10.37073/puriq.5.500

Resumen: El habitar contiene una serie de cambios que se manifiestan en las prácticas cotidianas donde se toman decisiones voluntarias y condicionadas a factores externos, como pueden ser económicos, políticos, sociales y culturales. El propósito de analizar el habitar como un proceso de hacerse presente en el espacio, permite entender la homogeneidad y heterogeneidad de las formas de vida, para reflexionar sobre las ventajas y desventajas del habitar; y particularmente en este artículo el análisis se centra en el habitar de la mujer en la vivienda contemporánea latinoamericana, donde se plantea como metodología la identificación de patrones de comportamiento que se manifiestan en la realidad de la vida cotidiana, sirviendo de guía para, proponer y proyectar de mejor manera diseños de vivienda que integren las necesidades actuales de la mujer latinoamericana.

Palabras clave: Mujer, patrones de comportamiento, rutinas, vivienda.

Abstract: Living contains a series of changes that are manifested in daily practices where voluntary decisions are made and conditioned by external factors, such as economic, political, social and cultural. The purpose of analyzing living as a process of becoming present in space allows us to understand the homogeneity and heterogeneity of life forms, to reflect on the advantages and disadvantages of living; and particularly in this article the analysis focuses on the living of women in contemporary Latin American housing, where methodologies are proposed for the identification of behavior patterns that are manifested in the reality of daily life, serving as a guide for, proposing and better project housing designs that integrate the current needs of Latin American women.

Keywords: Behavior patterns, housing, routines, woman.

Resumo: Habitar contém uma série de mudanças que se manifestam nas práticas cotidianas em que decisões voluntárias são tomadas e condicionadas por fatores externos, como fatores econômicos, políticos, sociais e culturais. O propósito de analisar o habitar como um processo de se tornar presente no espaço nos permite compreender a homogeneidade e a heterogeneidade dos modos de vida, a fim de refletir sobre as vantagens e desvantagens do habitar; e, particularmente neste artigo, a análise se concentra no habitar das mulheres na moradia latino-americana contemporânea, em que a metodologia proposta é a identificação de padrões de comportamento que se manifestam na realidade da vida cotidiana, servindo como guia para melhor propor e projetar desenhos de moradia que integrem as necessidades atuais das mulheres latino-americanas.

Palavras-chave: Mulheres, padrões de comportamento, rotinas, habitação.

LOS PATRONES DEL HABITAR CONTEMPORÁNEO

El Habitar es un conjunto de prácticas que se repiten de forma automática donde el individuo agrega todo lo necesario en un espacio para vivir, lo ordena, lo transforma, se apropia; y a su vez el individuo agrega elementos culturales y elementos externos contextuales para determinar su posición con respecto a los demás, o lo que Bourdieu (2000) califica como Establecer un Hábitus. Es por ello, que para habitar cada individuo toma decisiones voluntarias, donde se contrasta las relaciones objetivas y las subjetivas (Connolly, 2009); generalmente el análisis del habitar separa la subjetividad de la objetividad, y al observar las conductas sociales se cree que es algo simple, cuando en realidad dentro del habitar ocurren múltiples hechos simultáneos (Barrios, 1995); que incluso cuando se incluye la subjetividad se vuelve el análisis con un sentido más humanizado.

En la arquitectura el habitar se lo considera una adaptación entre la forma y la función, lo que puede caer en un diseño de espacios donde se resalta la función o la actividad que se realiza en ese espacio, pero esta forma de diseñar muchas veces no incluye los aspectos subjetivos, por lo tanto, muchos de los espacios no responden a las necesidades, particularidades, o rutinas de los individuos que lo habitan, donde incluso es un error considerar que los individuos son homogéneos. Sin embargo, a través de este artículo se pretende rescatar expresiones particulares de los individuos, comprender la heterogeneidad de los mismo a nivel cultural, social, donde la misma diferenciación de género se expresa con patrones de comportamiento diferentes.

Un patrón de comportamiento para Christopher Alexander (1981), se denomina a las reacciones que tiene el individuo a determinadas situaciones donde se repite su comportamiento, es decir, que los patrones son el reflejo de las formas de sentir, pensar, reaccionar, satisfacer necesidades, al igual que satisfacer deseos. Los patrones también se definen de acuerdo a los movimientos de los individuos; y cada uno de estos patrones requiere un espacio, por ello habrá lugares que se utilicen con mayor frecuencia debido a las rutinas de cada individuo, y también aparecen espacios de transición, espacios colectivos, y espacios para la privacidad. La importancia que tiene cada espacio para el individuo se define de acuerdo a los patrones que cumple en dicho espacio, por su uso, y estos usos pueden cambiar al habitarlo, por ende, el diseño de los espacios debe considerar a la flexibilidad, como herramienta y respuesta.

Para identificar patrones es necesario determinar la cantidad de repeticiones del uso de espacios, es decir, hacer un análisis de las rutinas de los individuos, a lo que se añade elementos externos como la morfología del lugar y aspectos culturales. Alexander (1980) en su libro “lenguaje de patrones” propone 253 patrones para poder analizar en tres diferentes escalas espaciales, desde la ciudad, el barrio, hasta la vivienda, y considera a los patrones como piezas de rompecabezas, Alexander se apoya en los estudios de Frank Hendricks con Malcolm MacNair (1969), donde se describen las necesidades psicológicas de los diferentes grupos sociales.

En la escala territorial que es la ciudad, lo más importante es determinar la distribución de la población, ya sea con características homogéneas o heterogéneas. En la distribución homogénea se resalta un común denominador de formas de vida monótonos, con conductas de intolerancia a cambios y se tiende a comportamientos aislados de la sociedad, estos patrones se perciben fácilmente en zonas metropolitanas donde existe influencia directa de estilos de vida globalizados. En cambio, en la distribución de población heterogénea, se resaltan por rasgos identitarios, con límites bien marcados, dentro de estos asentamientos se percibe conductas de apoyo, ayuda, y de compartir en colectivo.

En cuanto a la escala barrial los patrones hacen referencia a las relaciones que puede darse entre grupos de casas, a lo que se suma la relación de los individuos con el espacio público; en estas relaciones entre individuos aparecen las estructuras familiares, y en cada estructura aparecen características que las diferencian, como relaciones limitadas, relaciones dependientes y cerrada al exterior (Slater, 1970). Y por último en la escala de vivienda, es la escala con más espacios predefinidos, que generalmente está dividida en zonas privadas y zonas compartidas, y su diseño depende no solo del comportamiento de los grupos familiares, también se toma en cuenta el comportamiento de cada individuo por separado, donde hay otros factores a considerar, como son: la edad, género, necesidades, actividades que se realizan en la vida cotidiana, entre otras.

Todo esto demuestra lo complejo del habitar, por lo tanto, la forma de diseñar los espacios no puede ser impuesta, más bien buscar soluciones flexibles que soporten constantes cambios, de acuerdo con las particularidades de los individuos y su evolución, y más aún cuando se analiza el habitar de la mujer, quien tiene particularidades importantes que se deben incluir en la planificación, diseño y gestión tanto de la ciudad, como dentro de la vivienda. En el Ecuador la presencia de la mujer es importante, el 28,7% de los hogares tiene una jefatura femenina, de los que el 80.8% están ubicados en área urbana; también se puede evidenciar que el 70,2% de los hogares a cargo de mujeres carece de cónyuge; más de 3´645.167 mujeres son madres, y 339.656 son madres solteras (SENPLADES, 2015).

EL HABITAR DE LA MUJER

Desde el renacimiento, se han identificado una clara división de los roles para cada género según su sexo, al igual que destinar un lugar para cada género en la sociedad (Muxí, 2018), estas desigualdades se mantienen hasta la actualidad y se reflejan en los procesos de habitar y en la forma de apropiación del espacio, mientras que el hombre se le considera protagonista y se le asigna el rol de proveedor y con esto el dominio del espacio público, y de la vivienda, así como su libre movilidad para ejecutar sus actividades, y la mujer es considerada a roles de domesticidad y cuidado, donde se asume que el espacio que habita la mujer es un espacio donde desarrolla los roles establecidos por la sociedad y no uno activo en el quehacer de ciudad, pero no se reflexiona la realidad en como habita tanto la ciudad y la vivienda.

Este artículo se centra en el habitar de la vivienda, donde se realizan tareas de la reproducción, tanto para el desarrollo natural, físico, social y a su vez la vivienda constituye la base de las tareas productivas (Montaner & Muxi, 2010). Cuando se habla de tareas reproductivas que se refieren a las de nutrición, cuidado, higiene, descanso, trabajo; que son las actividades que se realizan generalmente en el interior doméstico, no son remuneradas, y se las asigna tradicionalmente al género femenino. En cambio, las tareas que si tienen remuneración son actividades que se realizan generalmente fuera del hogar, en entornos públicos (Muxi, 2005).

Estas desigualdades de género han generado brechas que van a reflejarse en características físicas y los diseños de la vivienda, donde en la toma de decisiones sobre el diseño y el uso de los espacios es muy poco común que se consideren una satisfacción de necesidades particulares, para usuarios heterogéneos, que incluyen a personas con discapacidad o con necesidades especiales, que incluyan a mujeres embarazadas o las madres solteras, sin dejar de lado a otros elementos externos de la sociedad que también influyen en contra de la mujer, como por ejemplo, las barreras al acceso a la vivienda.

Con los años, la mujer ha experimentado un cambio significativo en su papel en la sociedad y en la vivienda contemporánea en Latinoamérica, en la actualidad se ha producido una mayor igualdad de género y un aumento de la participación de la mujer en la fuerza laboral, lo que ha llevado a un aumento de su independencia económica y una mayor capacidad para tomar decisiones sobre su vida y su hogar. También la mujer contemporánea ha adquirido una mayor conciencia de sí misma y de sus derechos, lo que ha llevado a una mayor autoconfianza y a una mayor toma de decisiones en su vida personal y profesional.

Todos estos cambios también se relacionan con la forma de diseñar los espacios domésticos, donde la mujer ya no se la relaciona exclusivamente con tareas domésticas y de cuidado; ahora se la considera a la mujer con un papel más activo, donde se le incluye en la toma de decisiones y en las responsabilidades del hogar, dentro de la familia, con su pareja o con otros miembros de la familia. Además, la mujer contemporánea en Latinoamérica también ha experimentado un cambio en su relación con el espacio público, ya no es vista como un individuo inferior, o que está limitada a espacios seguros y protegidos. Sin embargo, en la actualidad, todavía falta mucho por reflexionar y avanzar para que el papel activo de la mujer en la sociedad en el espacio público tenga el mismo protagonismo que el hombre.

Como se explicó antes, el habitar es un proceso que implica la ocupación de una posición en el espacio y la construcción de una relación con él (Giglia, 2007), pero no se limita a la simple ocupación física de un lugar, sino que incluye también la construcción de significados y de un sentido de pertenencia en el espacio habitado, por eso responde a las necesidades y rutinas de los individuos a través de la construcción de una relación significativa con el espacio donde se interrelacionan tres aspectos: lo vivido, lo percibido y lo concebido. Lo vivido se refiere a la experiencia directa de los usuarios en un espacio, incluyendo sus sensaciones, emociones y percepciones. Lo percibido se refiere a la forma en que los usuarios perciben y representan el espacio a través de sus sentidos y su memoria. Por último, lo concebido se refiere a las ideas y representaciones sociales que existen sobre el espacio y que influyen en su uso y apropiación (Lefevbre, 2013).

Al apropiarse de un espacio, los usuarios pueden desarrollar una visión compartida y una comprensión común del espacio, lo que puede fomentar la colaboración y el diálogo entre ellos, por ello es importante que los procesos de habitar la vivienda sean flexibles para satisfacer los cambios constantes de edad, comportamiento y tecnología, así como para tener en cuenta las desigualdades de género. Esto significa diseñar viviendas que sean accesibles, flexibles y se adapten a las necesidades de los usuarios heterogéneos, incluidas las mujeres.

METODOLOGÍA

El habitar es algo muy complejo, e incluso su análisis requiere de varias categorías, para el caso de este artículo, se utiliza la metodología de Ciocoletto (2014) para analizar la cotidianidad, donde se puede centrar en las rutinas de la mujer para que estos datos sirvan en el momento de planificar y diseñar una vivienda, que no solo se centre en actividades cíclicas y funciones, sino también las particularidades incluso de género; por ende, el análisis incluye los patrones de comportamiento que propone Alexander (1980), pero solo se centrará en la escala territorial de vivienda. Es importante considerar que en la actualidad existen agentes externos como nuevos modelos de vida moderna, la evolución de la tecnología con cada vez mayor protagonismo, el cambio de las relaciones sociales, y la diversidad de estructuras familiares que aparecen.

Cuando se estudia patrones en la cotidianidad, se analiza el día a día de cada individuo, en este caso de cada mujer, y como se explicó antes se dará mucha importancia a la subjetividad, es decir a los datos cualitativos que demuestran el habitar, que resaltan las percepciones individuales y resaltan las particularidades.

Por ello el primer paso para el análisis del habitar es identificar las percepciones, y ordenarlas por categorías que se establecen de acuerdo a la cantidad de repeticiones que forman los patrones, donde es importante recalcar que las percepciones van a ser diferentes porque los mismos individuos tienen significados diferentes de cada lugar, porque en cada lugar satisfacen diferentes necesidades (Lamizet, 2010). Dentro del análisis también se determina las permanencias y rupturas, que se forman en el uso de los espacios tanto interiores como exteriores, esta información permite generar esquemas funcionales que serán parte del partido de diseño arquitectónico, o a su vez en esquemas para la intervención espacial, lo que complementa el análisis de la funcionalidad y habitabilidad de un espacio.

En el campo de la arquitectura la tendencia homogénea se manifiesta con construcciones parecidas como ocurre en los conjuntos residenciales, que siguen cánones de la arquitectura moderna y sus principios de serialización, que es un modelo muy apetecido por el mercado inmobiliario porque responde a sus dinámicas de producción industrializada. En cambio, en la tendencia heterogénea se pueden identificar rasgos particulares, incluso locales, que sirven como datos de información sobre el espacio, su uso y su apropiación (Maslow, 1954), es por ello que para este artículo de realizan comparaciones de estos dos escenarios.

Estas comparaciones se pueden evidenciar en la aplicación de entrevistas a los dos sectores de estudio, la cual se divide en 4 secciones con una ficha guía que contiene preguntas abiertas para poder obtener datos cualitativos de las percepciones. En la primera sección se consiguen datos socioeconómicos y características de los grupos familiares, datos de género y edades; en la segunda sección hace referencia a las características a nivel general de la vivienda; la tercera sección se analizan las dinámicas de cada individuo para determinar la relación con el espacio y los objetos para poder entender jerarquías, prácticamente es entender cómo se desenvuelve el habitar en cada espacio, y por último en la cuarta sección se analiza la relación que tiene la vivienda con la escala barrial y la supra barrial.

RESULTADOS

Los dos escenarios comparativos, tienen características que los diferencian por sus estratos económicos, por la distribución de equipamientos, al igual que en la atención y planificación, por ende, influye en la calidad del hábitat, porque hay sectores atendidos y sectores totalmente olvidados. De acuerdo a la metodología de análisis, se realizó como primer paso una entrevista que permita obtener datos de los aspectos económico, político y social del sector de estudio, y relacionar las formas de vida y sus vínculos con el lugar. Es así que se entrevistó a los habitantes de un barrio informal en las periferias de la ciudad de Quito, y para contrastar esa información también se realizó entrevista a los habitantes de conjuntos habitacionales, estos dos escenarios permiten ver las características de homogeneidad y heterogeneidad del habitar. La muestra es de 30 entrevistas, de las cuales el 60% son de los barrios del Noroccidente y el 40% de los conjuntos residenciales.

En la entrevista existen algunas secciones, la primera solicita información socioeconómica y características de los grupos familiares, datos de género y edades, para determinar cómo se conforman en la actualidad las dinámicas familiares, y la relación de los individuos en su interior

Entre los resultados de las entrevistas tenemos: en la primera sección que la composición familiar tiene un patrón de estructura social que se divide en familia nuclear y familia extensa. A la familia nuclear se la considera la de padres e hijos, mientras que las extensas incluyen otros miembros como abuelos, tíos, yernos, pero cabe destacar que, al presentarse familias extensas, también cambian las dinámicas de la vivienda, esto se debe a que el funcionamiento de la vivienda está estrechamente relacionado con la estructura familiar.

Un dato importante dentro del aspecto socioeconómico es la condición de la vivienda si es propia o arrendada, en el barrio del Noroccidente existe un 27% de arriendos, mientras que el los conjuntos habitacionales es solo el 11%, donde se destaca que el 82% de las viviendas arrendadas son de mujeres jefas de hogar, esto se debe a que en un contexto de desigualdad el acceso a la vivienda para la mujer presenta más obstáculos, por lo que las jefas de hogar optan más por el arrendamiento, o habitar espacios colectivos. Esto evidencia que el tema económico es parte fundamental del análisis de la vivienda, porque es el que marca las condiciones de su adquisiscion (Acosta, 2009).

En la segunda sección se analiza el funcionamiento de la vivienda, las características, espacios que contiene y la apropiación de los espacios para poder identificar patrones de comportamiento. Como resultados se obtienen que en las viviendas del Barrio del Noroccidente aparecen patrones que parten de una estructura básica o núcleo familiar que utiliza espacios privados y luego aparecen espacios que se complementan y pueden adaptar su uso, estos espacios son colectivos, donde resaltan patios, corredores que unen a los espacios privados como son los dormitorios, cocinas y baños.

La tercera sección de la entrevista es donde se analizan las rutinas dentro de la vida cotidiana de cada individuo, en el caso de este artículo se centra en información de las mujeres que habitan la vivienda, donde se resaltan las percepciones que permiten la apropiación espacial. En esta sección de la entrevista se evidencia las diferencias entre los dos escenarios de estudio; por un lado las viviendas propuestas por el mercado inmobiliario proponen un modelo estándar que cumplen con un diseño espacial de sala, comedor, cocina, dormitorios, baños y garaje; por otro lado, las viviendas del barrio informal solo tienen espacios que cubren necesidades de acuerdo a las actividades como emprendimientos, es decir espacios para obtener ingresos adicionales como zona de costura y almacén, y también han obviado otros espacios como sala porque han adquirido otras funciones, y por ultimo incluyen dormitorios de arriendo como otra fuente de ingresos.

Esto demuestra que la forma de habitar se refleja directamente en la forma de la vivienda, y cuando responde a la heterogeneidad existen espacios flexibles, y la misma concepción de la vivienda es diferente a los modelos de producción que ofertan generalmente las empresas inmobiliarias. Lo que es necesario para la planificación y diseño a través del análisis de los patrones de comportamiento es definir los espacios privados y espacios compartidos, porque los individuos para satisfacer sus necesidades deben reflejar sus comportamientos de orden individual desde el orden social, es decir las formas de habitar se dan con base a las características de consumo, preferencia, condicionamientos económicos, culturales, políticos, es decir de acuerdo a estereotipos de clase social, y según las relaciones étnicas y de género.

Es decir que, de acuerdo a las relaciones sociales, y las redes de convivencia que se forman entre los diferentes individuos, entre vecinos, entre las organizaciones formales e informales y a la interacción que tengan los habitantes del lugar, se dan los procesos de apropiación, y la definición de propio viene de la dimensión emotiva e incluye jerarquías individuales y colectivas; por lo tanto, la identidad se da de acuerdo con la forma de relacionarse de los individuos.

DISCUSIÓN

La globalización ha llevado a una homogeneización de las formas de vida, que también se refleja en los productos inmobiliarios a nivel mundial, dentro de la crítica que se genera a esto modelos de vida se evidencia la desatención de ciertos criterios, como es el aspecto social dentro de las necesidades y demandas de los usuarios, que pueden marcar diferencias, dependiendo de factores culturales, económicos y sociales, y pueden requerir soluciones espaciales específicas.

Es importante tener en cuenta que las necesidades y demandas de los usuarios son un factor clave en el mercado inmobiliario, y que las empresas y los desarrolladores deben responder a estas necesidades para satisfacer las expectativas de sus clientes. Por lo tanto, es posible que el mercado inmobiliario responda tanto a las dinámicas de producción globalizadas como a las necesidades heterogéneas de los usuarios, pero es necesario equilibrar ambos factores para garantizar una producción inmobiliaria sostenible y adaptada a las necesidades locales.

En el contexto de la vivienda latinoamericana, existen varias formas en las que se ha ejercido poder para dominar a lo femenino. En primer lugar, la división sexual del trabajo ha sido una forma de ejercer poder en la vivienda, ya que ha asignado a las mujeres la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidado, reforzando los estereotipos de género y la brecha de dominación de género.

En segundo lugar, la planificación urbana y la toma de decisiones sobre el diseño y el uso de la vivienda también han sido dispositivos de poder que han reforzado la desigualdad de género en la vivienda. Por ejemplo, la planificación urbana puede excluir a las mujeres de la toma de decisiones y limitar su acceso a la vivienda asequible y de calidad. En tercer lugar, la brecha de poder económico y social entre hombres y mujeres también ha contribuido a la desigualdad de género en la vivienda, ya que las mujeres a menudo tienen menos capacidad para controlar el diseño y el uso de los espacios domésticos.

Desde una perspectiva histórica, los espacios de la vivienda han sido diseñados y organizados de manera que reflejen y perpetúen las relaciones de poder y dominación existentes en la sociedad. Por ejemplo, en muchas sociedades tradicionales, los espacios privados de la vivienda eran asignados principalmente a los hombres y se consideraban como espacios de poder y autoridad, mientras que los espacios públicos eran asignados a las mujeres y se consideraban como espacios de servicio y apoyo.

Estas asignaciones de espacios y roles perpetúan las desigualdades de género y refuerzan la brecha de dominación que existe entre hombres y mujeres. Por lo tanto, es importante que los espacios de la vivienda se diseñen y organicen de manera que sean flexibles y adaptables a las necesidades y deseos de todos los miembros de la familia, sin reflejar o perpetuar desigualdades de género u otras formas de dominación.

El análisis del habitar no solo permite comprender a las estructuras sociales, si bien, la sociedad actual ha cambiado su pensamiento, sus jerarquías, sus anhelos, imaginarios, y todos estos cambios se manifiestan en una diversidad de formas de vida, pero dentro de estas manifestaciones no se puede obviar los aspectos subjetivos, y tampoco las particularidades de género en el hecho de habitar la vivienda, la misma que se considera un objeto de protección, de abrigo, es un lugar que tiene en su interior recuerdos, sueños, fantasías, y es donde se plasman los anhelos, donde la mujer cumple un rol, pero no es tomada en cuenta sus necesidades para el diseño y planificación.

Con este artículo se invita a la reflexión para superar las desigualdades de género que están relacionadas con las problemáticas estructurales de la sociedad a nivel mundial con formas de dominación y subordinación que anula a la mujer (Rubio & Coronel, 2018); porque se establecen preferencias hacia el hombre, y aparecen estereotipos y roles donde se plantean símbolos, tareas y espacios tanto para el hombre como para la mujer, y se normaliza las desigualdades que vive la mujer, no se visualizan sus patrones de comportamiento a pesar de que la tendencia de que la mujer sea jefa de hogar es una realidad más frecuente en Latinoamérica (Cadena, Ramos, Pazmiño, & Mendoza, 2010), pero su contexto siempre presenta más obstáculos.

Por ello se puede considerar al análisis de patrones como un aporte para generar una base de políticas regionales dentro de la planificación de ciudades; mediante los patrones se puede generar directrices para la intervención de asentamientos, donde lo más importante es cubrir las necesidades, con información cualitativa, porque es un análisis mucho más profundo que no siempre se consigue desde los datos estadísticos, y que al comparar los dos escenarios de estudio se encuentran ventajas y desventajas que provocan muchas reflexiones.

CONCLUSIÓN

La asimetría de género se basa en la brecha de dominación que los hombres tienen sobre las mujeres y se expresa en las actividades y tareas productivas y de reproducción en la vivienda de varias maneras.

En primer lugar, las actividades y tareas domésticas y de cuidado a menudo recaen en las mujeres y están desvaloradas en comparación con las actividades y tareas productivas realizadas por los hombres. Esto contribuye a la división sexual del trabajo y refuerza los estereotipos de género tradicionales que asocian a las mujeres con el cuidado y los hombres con la producción.

En segundo lugar, las mujeres a menudo tienen menos poder económico y social en la vivienda, lo que significa que tienen menos control sobre el diseño y el uso de los espacios domésticos. Por ejemplo, pueden no tener la capacidad de personalizar o adaptar los espacios domésticos para satisfacer sus necesidades y preferencias debido a la falta de recursos o a la presión social para cumplir con roles de género tradicionales.

En tercer lugar, la brecha de dominación de género también puede influir en las relaciones de poder en la vivienda, incluidas las decisiones sobre el diseño y la planificación de los espacios. Por ejemplo, las mujeres pueden tener menos voz y voto en las decisiones sobre el diseño y el uso de la vivienda, lo que puede limitar su capacidad para satisfacer sus necesidades y preferencias.

Sin dejar de lado la complejidad del habitar que se refleja en los comportamientos de los individuos, y es importante resaltar las particularidades que influyen en este habitar, lo que conlleva a que la vivienda que se habita no puede ser un elemento estático, sino como un objeto flexible que permita cambios, sobre todo cambios con el tiempo, cambios en las dinámicas internas según las relaciones individuales y colectivas de los individuos, y se adapte incluso a las necesidades de género.

Otro punto, es que se debe incluir a las categorías de análisis para diseñar o planificar la vivienda, el aspecto subjetivo social, donde se amplía la información sobre el contexto cultural, la idiosincrasia del individuo que lo habita, porque la misma percepción de la vivienda es diferente para cada individuo. Y el diseño de una vivienda si afecta la forma de habitarla, por ello se debe responder a la heterogeneidad de los usuarios en las características de tamaño, ubicación, y espacios, lo que se intenta es responder al concepto de Habitar, porque para diseñar una Vivienda están vinculados los aspectos territoriales, sociales, económicos, incluso las dinámicas de producción y consumo.

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Notas de autor

Telf: rmecheverria@uce.edu.ec

Información adicional

ORCID:
Rosa Mishell Echeverria-Bucheli: Universidad Central del Ecuador, Quito, Ecuador.
Carlos Alberto López-Veintimilla: Universidad Central del Ecuador, Quito, Ecuador.

CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES:
Rosa Mishell Echeverria-Bucheli: Conceptualización, Análisis formal, Metodología, Investigación, Supervi­sión, Validación, Visualización, Redacción: borrador original, Redacción: revisión y edición.
Carlos Alberto López-Veintimilla: Curación de datos, Metodología, Investigación, Supervisión, Validación, Visualización, Redacción: borrador original, Redacción: revisión y edición.

FUENTE DE FINANCIAMIENTO:
Esta investigación fue autofinanciada.

CONFLICTOS DE INTERÉS:
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

AGRADECIMIENTOS:
No aplica.

PROCESO DE REVISIÓN:
Este estudio ha sido revisado por pares externos en modalidad de doble ciego.

EDITOR RESPONSABLE:
Cástor Saldaña-Sousa, sousa@usal.es

DECLARACIÓN DE DISPONIBILIDAD DE DATOS:
La base de datos y cuestionarios de la presente investigación estará disponible para la comunidad científica solicitándola al autor de correspondencia.

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